lunes, 29 de marzo de 2010

Semana extraña

Aún me estoy recuperando de una semana extraña. No digo “diferente” porque me gusta pensar que cada día siempre es distinto al anterior y al venidero, aunque hagas las mismas cosas a las mismas horas. Podría decir “rara” porque estos últimos días han sido “extraordinarios, poco comunes o frecuentes”, según me apunta la RAE. Incluso podría haber denominado esta semana como “extravagante”, que me parece un término mucho más elegante y con más cuerpo, pero no quiero que nadie se quede con la acepción de “la correspondencia que recibe de tránsito una administración de correos, con destino a otras poblaciones”. Me decantó por denominar mi ausencia en el blog como “extraña” porque la sensación con la que escribo esto se podría resumir en una de sus acepciones: “movimiento súbito, inesperado y sorprendente”.

El movimiento de estos últimos días no es metafórico. He ido a Las Rozas, a Rivas, otra vez a Rivas en el mismo día, al distrito de Chamberí (atravesar Goya y Colón a primera hora es una experiencia que desconocía), luego a San Blas, al día siguiente volver a Chamberí, posteriormente a la estación de Méndez Álvaro a contrarreloj (con atasco en la M-30 incluido), otra visita a San Blas y, por último, echar el día en Ciudad de Barcelona. A simple vista, el único problema que podría tener este ir y venir sólo sería el gasto de gasolina que conlleva tanto kilómetro arriba y abajo. Pero hay que tener en cuenta que yo prefiero andar antes que conducir y que mi coche no tiene dirección asistida (toda una ventaja si quieres ejercitar los brazos cada vez que tienes que maniobrar para aparcar). Vamos, que al que me diga que le acerque en coche, ya sabéis dónde puede meterse el tubo de escape.

Del mismo modo, todo este trajín no hubiera sido más que una simple anécdota si no hubiera tenido que lidiar con toda una serie de cambios, decisiones, noticias, acontecimientos y proyectos súbitos, inesperados y sorprendentes. Todavía estoy ordenando en mi cabeza muchas de las situaciones que se vienen encima, no porque sean buenas o malas, sino porque aparecen de repente, sin ni siquiera poner el intermitente para saber a qué lado tengo que girar. A pesar de la intranquilidad que supone salirse de la supuesta rutina habitual, afronto los cambios con ilusión y con esperanza de que lleguen a buen término.

Tranquilos, no estoy sola en este camino. Hay otras dos locas más que tendrán que aguantar mis momentos de duda y de confianza alternos sobre cada nuevo paso.

4 comentarios:

  1. Oye, pues yo me quedo con la acepción de extravagante acerca del tráfico de correos entre administraciones... ¡de las cosas que se entera uno!

    Espero que todos esos nuevos proyectos y cambios lleguen a buen puerto, mucho ánimo ;)

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  2. No te quejes de la acepción del correo, es casi peor la última XD.

    Tú no te preocupes por esta semana rara, ya verás (o veréis, porque esto es cosa de las tres) como todo sale genial. Ya me contarás cuando tengáis este asunto resuelto.

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  3. Aaay! Y las de semanas raras qué vendrán...

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  4. Muchas gracias por vuestros apoyos. Ya os iré contando :-)

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